martes, 21 de julio de 2009

Afianzan su amor en Buenos Aires




ver galeria de fotos Un viejo proverbio reza: “La distancia es al amor lo que el viento al fuego: apaga el pequeño, pero aviva el grande”. Esa premisa parece ajustarse a la perfección para el amor que une, desde hace unos meses, a Luisana Lopilato (22) con el cantante canadiense Michael Bublé (33). “La lejanía siempre potencia los sentimientos”, confesaba la seductora actriz a CARAS hace dos años, sin saber lo que el destino le deparaba. Si bien, 10.000 kilómetros separan sus intensas vidas, al artista no parece molestarle y cumplió con la promesa que le había hecho a su novia de visitarla para conocer a su familia.

El viernes 10 llegó al país y se hospedó en unas de las suites diplomáticas del hotel Madero. Como un turista más la nueva estrella del jazz mundial disfrutó a pleno de su estadía en el país y se mostró muy enamorado de su novia. El domingo al mediodía, la pareja disfrutó de un almuerzo en Puerto Madero, y a las 16:45, con un look informal, llegó al teatro Broadway 2, donde fue recibida por Fernando Maldonado, responsable de prensa de la obra “¡Socorro!, malcriados”, en la que actúa el hermano de la actriz, Darío junto a Ana Acosta y Agustina Attias . Pero esta no fue una típica salida romántica en la que los novios buscaban un espacio propio para mimarse: el clan completo de los Lopilato los acompañaba dando cuenta de que la relación ya fue aprobada por la familia y que Michael fue aceptado como uno más. En el centro de la quinta fila, flanqueados por el papá, Eduardo; la mamá, Bety; y la hermana, Daniela junto a su pequeña hija, Daira, los novios se prodigaron caricias y besos sin dar mayor importancia a los flashes o a las miradas de los curiosos.

Más allá de la obvia alegría de Luisana por la visita de su nuevo amor, la más contenta de la familia con la llegada del astro del jazz es Daira, la sobrina de la atractiva blonda. Embelesada con la nueva presencia masculina en la familia, la pequeña se entretuvo durante la función con su nuevo “tío”, quien la sentó sobre su falda y desplegó todo su cariño. Hace un tiempo Luisana confesó que desde la llegada de su sobrina, muchas cosas habían cambiado para ella. Hoy demuestra que eso es verdad: “Daira es mi debilidad. Me despierta el instinto maternal y no quisiera dejar pasar el tiempo para no ser una madre añeja. Lo ideal sería una boda a los 23 y un hijo a los 24”, decía la protagonista del filme “Papá por un día”.

A los 50 minutos de comenzada la función, un flash desató un impresionante revuelo. La sala se colmó de fotógrafos y el guardaespaldas personal de Bublé (traído especialmente desde tierras boreales) se trenzó en un forcejeo con algunos de los presentes, confusión incrementada a raíz de que no entendía el idioma castellano. Para evitar entorpecer la performance de su hermano en el escenario, Luisana salió corriendo de la sala para buscar rápidamente en el estacionamiento su Peugeot 307, gris plata, mientras Michael pugnaba por salir del hall, ayudado por su seguridad. Luego de dar varias vueltas por el centro de la ciudad, la pareja emprendió el regreso a la casa familiar de Parque Chas, donde se realizó un festejo. El flechazo que fue mutuo y surgió hace ocho meses, en los camarines del Gran Rex, cuando Bublé visitó Buenos Aires para dar un recital, hoy es un amor que parece afianzarse cada día más. Pasada la medianoche, los dos dejaron la casa en el auto de la actriz y se perdieron en las laberínticas calles, cobijados por un manto de estrellas.


http://www.caras.uol.com.ar/nota.xtp...zyAq2-G2mxcG2w

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